
Érase una vez, una mamá que no era mamá. Soñaba diariamente con poder serlo, sabía que algún día lo sería, pero pasaban los años y ese día no llegaba.
Muy buenas a todos, os voy a contar la historia de los dos caminos, los dos caminos de mi vida y, como llegaron a cruzarse para poder realizar mi sueño: Ser mamá. Estos caminos han estados llenos de alegrías, pero también de tristezas, llenos de baches, piedras, trampas… pero también de sorpresas gratas, besos, abrazos, cariño y amor. Depende del momento te puedes encontrar una cosa u otra. Yo siempre decidí ir por el camino de lo místico, creer, ser católica, apostólica y romana, sí, como la Iglesia, soy una persona cristiana, practicante, que comulgo todas las semanas y tengo mi confesor y director espiritual.
Él sabía de mi deseo de ser mamá, hablaba con mi marido, sabía de mis logros e intentos, pero también de mis caídas, de mis decepciones y fracasos. Rezaba y rezaba, le pedía al Señor ser madre y aunque quedaba embarazada nunca llegaba a buen término.
Un día, dando un paseo, pensando en todo lo que el mundo me decía:
“Si no está de Dios, no está”.
“Serás madre si Dios quiere”.
“Si el Señor no te los manda será por algo”.
Y así, centenares de frases hechas, me hallaba pensando, fantaseando con un sueño que a cada paso que daba, se iba haciendo más y más pequeño, pidiéndole al Señor encontrar una solución,me diera una señal, que me enseñara un camino menos difícil, con menos espinas y cuestas, un camino que me abriera a la esperanza, y sin darme cuenta, me había desviado, iba a un sitio y absorta en mis pensamientos, me había perdido, alcé la vista y entre lágrimas me topé con un letrero que decía : “iFertility”.
Me quedé parada un instante, no podía ser, acababa de llegar a un cruce, que daba a otro camino: La Ciencia. Religión y ciencia, posiblemente una bomba nuclear si lo juntamos.
¿Qué opina la religión de la ciencia?
¿Qué opina la ciencia de la religión?
Por unos momentos dudé, vacilé en la puerta cuando de pronto una chica la abrió y con una gran sonrisa me dijo: ¿Quieres pasar? No sé cómo me vi allí sentada, tenía mil preguntas que hacer y con el tiempo aprendí muchísimo de la fertilidad, es totalmente un mundo aparte, un mundo que si no entras dentro, no se puede llegar a entender, pero yo quería entenderlo, porque para mí, ésta era la señal que tanto le pedía al Señor.
Tuve el honor de escuchar atentamente, las palabras con las que la Doctora Elvira Pomares me explicaba tan detalladamente, junto con su enfermera Esperanza, los motivos por los cuales no llegaba o no lograba ser mamá. Salí de allí con una sonrisa de lado a lado, las lágrimas que hace una hora no me dejaban ver, ahora no estaban, habían desaparecido, ahora brillaba un sol radiante y corrí a casa para contarle a mi marido como había encontrado el camino hacia la felicidad.
Después de mucho pensar y pensar, de juntar las creencias con la ciencia, decidimos ir. Tengo que aclarar que tampoco fue un camino de rosas, no todo fue fácil en el camino de la ciencia, pero para eso estaba el camino de la religión, si llegaba a un obstáculo ciencia y creencia se juntaban, se daban la mano para ayudarme a continuar.
Después de varios tratamientos, bolsa rota con amenaza de aborto en la semana 22, un parto tan complicado, tan, tan, complicado, que tanto mi vida como la de mi bebé corrieron peligro, en todos estos momentos, estuvieron conmigo la ciencia y la religión. Uno sin el otro no hubiera podido ayudarme a tener la preciosidad de hijo que tengo ahora. No tienen por qué conocerse y separarse, los dos pueden ir juntos, cogidos de la mano. No soy menos madre por haber pedido ayuda a la ciencia, mi hijo no es menos hijo por ello, mi hijo es un milagro que el Señor me mandó por medio de la ciencia.
Y si, al final el Señor quiso y la ciencia me lo puso en bandeja. Él quiso que aquel día, me topara con gente maravillosa, que en su día decidieron estudiar para hacer felices a los demás.
Estaré eternamente agradecida a iFertility por darme lo que para mí era un sueño y ahora es una realidad, es mi vida entera. Estaré eternamente agradecida a mi Señor, por guiarme a ciegas hasta los brazos abiertos de la Doctora Elvira Pomares. Estaré eternamente agradecida al equipo que forman la doctora Elvira, Esperanza y Tatiana. Son ¿cómo definirlas? ¿Mis Ángeles de la Guarda en la Tierra?, pues sí, eso son. Son tres jinetes amazonas que cambiaron el apocalíptico final al que me veía sometida, son la divinidad en la Tierra, y os animo a conocerlas, dejando apartado a un lado todo eso llamado prejuicio y si el Señor mediante tu corazón te manda una señal, no cerrarle las puertas, entrar y disfrutad.
Y a mi confesor espiritual, que tanto me ha escuchado y supo guiarme en estos “DOS CAMINOS”.